El hospital olía a química y orina.
Aquella habitación de hospital olía a muerte y a desesperanza.
El hospital olía a orina, excrementos y cuerpos sucios, y algunos de los cuidados que prestaban a los enfermos eran tan repugnantes que…
El hospital olía a medicina y a enfermedad.
El hospital olía a chamusquina.
El hospital olía esa mañana a pintura fresca e insecticida.
El hospital olía bien, las flores de las visitas se amontonaban en las puertas de los pasillos donde al final se marchitaban...
En el hospital olía a resignación en todas sus interpretaciones posibles.
El hospital olía a espejismos, dolor y desinfectante.
Un hospital huele a desinfectante.
¡En el hospital huele a amor!
En el hospital huele a mierda. Huele a mierda con desinfectante. Quizá sea ese el olor del sufrimiento. Mierda, desinfectante y carne abierta.
El hospital huele a hospital.
El hospital huele a médicos.
El pasillo del hospital huele a asepsia, ese aroma sospechoso formado por la pugna de unos efluvios sobre otros.
El hospital huele a muerte. Flotan los cuerpos, y los ojos vacíos se pierden en las sábanas.
El hospital huele a químicos y detersorios.
Tengo una respuesta absoluta a la pregunta. Una conclusión simple e irrevocable. Absolutamente indiscutible desde cualquier punto de vista. Empíricamente comprobable. Aterradoramente definitiva. Los hospitales huelen a Betadine. Punto.
domingo, 26 de noviembre de 2006
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