viernes, 24 de noviembre de 2006

Cojear con muletas y cojear sin muletas.

No tiene nada que ver. Cuando uno cojea con muletas, y más si tienes una venda, o mejor, una escayola que se vea bien, la gente te mira como a un lisiado provisional. Piensan que quizás te hayas hecho daño haciendo deporte, jugando al rugby, al fútbol o en una caída tonta haciendo senderismo. Observan la destreza con la que te manejas bajando las escaleras del metro, o cómo te apañas para llevar un café en una mano y andar con una muleta a la pata coja hasta la mesa. Si haces gestos de dolor al sentarte o al girar el pie de una forma errónea, te miran como pensando: “pobrecillo, no se lo merece”. Los que te conocen bien te preguntan como fue y piden detalles. Incluso hay gente por la calle que te conoce de vista y se atreve a preguntar si te duele y cuanto te queda. Las amigas de tu madre te recomiendan a su fisioterapeuta, qué es buenísimo, y los vecinos dicen “¡ay! seguro que te lo has hecho por hacer el bruto, si es que…”.

Cuando cojeas sin muletas no eres un lisiado provisional, eres un enfermo. La gente te mira con compasión, como a un inválido crónico que lleva tanto tiempo lisiado que ha aprendido a manejarse sin muletas en un acto mezcla de esfuerzo personal y renegación de su problema. No te admiran por la destreza con la que consigues corretear un poco hacia el autobús, no te ayudan. Algunos parece hasta que tienen miedo de que vayas a pegarles algún tipo de enfermedad. Aunque el movimiento anormal sea muy leve se nota en seguida. Es como la asimetría de un tabique nasal roto: aunque la desviación sólo sea de uno o dos milímetros se nota, el cerebro tiene archivada la simetría facial y las formas simétricas de andar, apoyando lo mismo en un pie que en otro, con pasos que acortan distancias equivalentes. Los que no saben qué te pasa no preguntan por miedo a que sea algún tipo de enfermedad mortal degenerativa. No están preparados para compadecerte hasta la muerte y prefieren no meterse en líos. Hacen como que no se han dado cuenta, te saludan, te preguntan por tu vida y luego se despiden y cuando han caminado un poco se giran para mirarte andar, para asegurarse de que si, de que estás enfermo.

Cabrones.

No hay comentarios: